Petición formal de un cerebro de humo
Es ingrato ser la parte negativa de un cerebro de humo. La mente cambiante y volátil que albergo me incita a confesar todos los actos sin sentido que me veo obligado a hacer, todos los pensamientos que no puedo evitar crear:
Hago crecer el sentimiento de importancia considerándome incomprendido e ignorado, cuando lo cierto es que mis circuitos son tan simples que me veo obligado a inventarme una personalidad para resultar interesante, cosa que en realidad resulta un fracaso.
Resisto ese escozor que se extiende desde la nariz hasta las cejas y que anuncia tormenta y lo sustituyo por una imagen de todo-va-bien. Otro fracaso; lo único que consigo es deshacerme, diluirme, y me escapo por las cuencas de los ojos dejando el cráneo vacío.
Provoco reacciones físicas tales como la sensación de nudo en el estómago, la glaciación de los pulmones o el hervor de la sangre en las
venas.
Construyo ideas estúpidas e inoportunas que se escapan en forma de frases, gestos y acciones aún más estúpidas e inoportunas, para después poder escampar ese sentimiento de AAAARRRRGGGH!!
Hago creer al ser que controlo que es inferior a los demás, demasiado exigente con los que le rodean; le provoco la sensación de triunfo inmerecido y malestar cuando alcanza un objetivo, de idiotez suprema cuando intenta expresar ideas importantes.
Éstas son sólo algunas de las crueles acciones que llevamos a cabo los cerebros de humo. Por tanto, y para no causar más daños irreparables, solicito un divorcio definitivo entre la parte negativa de los cerebros de humo y su parte creativa y sensible, que se encuentra en minoría y
al borde de la asfixia.
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