Comodín del público
Vas caminando por la calle, o estás trabajando. Te encuentras con alguien que hace X tiempo no ves (sean meses o años). Pues no importa quien sea esa persona; de qué la conozcas; edad, raza o religión. Invariablemente, como si fuera un código insertado en la mente al nacer, esa persona te hará las siguientes preguntas, y en este orden:
1. ¿Qué tal los estudios? Humanos preguntones: es inútil hacer esta pregunta, porque aunque haya suspendido 7 asignaturas, lleve 4 trabajos inacabados, o aunque me haya subido al tejado de mi facultad y me haya liado a tiros, la respuesta siempre será bien. A nadie le gusta reconocer que le puede ir mal después de pagar más de 1000 euros de matrícula, metámonos eso en la cabeza.
2. ¿Para cuándo el carnet? Y a tí qué te importa. Ser mayor de 18 no implica que debas tener carnet. A lo mejor mi vida es tan interesante que no tengo tiempo de apuntarme, o simplemente paso tres pueblos de hacerlo (por no dcir que después del dolor de los euros de la matrícula no está el horno para bollos).
Y aquí la estrella de la función, mi favorita:
3. ¿Y los novios, qué? Qué de qué. Mírame bien. ¿Tengo cara de tener novio? ¿Tengo cara de, en caso de tenerlo, explicártelo a ti? ¿Es que quieres ir de boda? Pues ya está.
La próxima vez me pido el comodín del público.
2 Comments:
At 25 marzo, 2006 23:17, Ismurg said…
A la primera pregunta a veces me da por contestar : -"Ahora es cuando debo contar mentiras". Midtrue, midlie.
A la segunda lo siento pero lo adquirí rápido para evitar justamente esa pregunta por que lo que es conducir, cada vez menos.
Y con la pareja, contesto: "Hasta ahora la conversación iba bien".
Os las regalo.
At 26 marzo, 2006 22:03, Anónimo said…
me gusta especialmente este post woody...
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