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'Yo escribo para enterarme de las cosas'

sábado, noviembre 18, 2006

Tocaya


Pregunta: ¿Qué puede ser peor que tener una desgracia de nombre?

Respuesta: Tener la tocaya más plasta del mundo.

Breve exposición de los antecedentes:

La señora conocida con el nombre de Mama, entre cuyas cualidades no se encuentran ni la discreción ni la capacidad de mantener la boca cerrada, tuvo un día la magnífica idea, allá por 1999, de comunicarle a una de las señoras que habitan estos lares de la coincidencia del nombre de tal señora con el de su hija menor (o sea una servidora). Desde aquel momento, es decir, desde hace 7 años, una servidora aguanta estoicamente los gritos del estilo ¡Eeeeeeeeeh, tocayaaaaaaaa! que la susodicha señora se gasta cada vez que nos cruzamos por este pueblo (de mierda).

Hechos:

Encontrábame yo esta tarde, acompañada por la señora conocida como Mama en la cola del cine, cuando hace su aparición la Tocaya. Fiel a su naturaleza de tocapelotas, hace pública y extensible a las personas que allí esperaban la vital información de la coincidencia de nuestros nombres. En estas, una tercera señora (a la cual me referiré como Vicenta, porque no dejaba de repetir que su madre se llamaba Vicenta y ella no) se acerca a mí, y me dice con cara de compasión:

- ¿Como esta te llamas? Pobrecica ... ¿y a quién se le ocurrió ponerte ese nombre?

Me falta el canto de un duro para contestarle Suputamadre, señora, y a usted qué le importa, pero Mama me interrumpe, contestando presta y veloz a la pregunta, y revelando a estas dos completas desconocidas (y plastas) detalles personales sobre la decisión de los nombres en esta marciana familia que dice ser la mía. La conversación continúa y, por extraños azares de la vida, lo siguiente que oigo es a la tal Vicenta hablando de un tío abuelo que se fue a la guerra de Cuba y dieron por muerto, peor volvió al cabo de dos años, mientras de cuando en cuando me lanza miradas de pena por la desgracia de mi nombre, de mi tocaya, y de las ganas que tengo de estrangular con un alambre fino y oxidado a las tres interlocutoras.

Pero aún falta el remate final. Vicenta se acerca por última vez y, a modo de amenaza, me suelta:

- Bueno, hija, si un día tienes una nieta, no hagas como tu abuela; que no le pongan tu nombre. Qué penica.

Y luego la gente se extraña de que no use mi nombre entero.

5 Comments:

  • At 19 noviembre, 2006 00:00, Anonymous Anónimo said…

    siento reirme de las desgracias de los demas, pero, ves al registro civil y ponte solo tina, yo tengo una vecina q de juana ahora se llama IONE, jajaja, ahi va eso

     
  • At 19 noviembre, 2006 23:07, Blogger L.A. said…

    recuerdalo, sería peor llamarse Celestina


    palabra del día:huwyyhhs (creo)

     
  • At 21 noviembre, 2006 07:50, Blogger ORACLE said…

    no se me altere...ale un nervocalm y aprender un poco de ese budismo que proclama que la no acción tambien es una clase de acción. como dijo bruce lee "sé agua y conduce un bmw"

     
  • At 21 noviembre, 2006 20:44, Anonymous Anónimo said…

    Es de los mejores post que has hecho... jajajajajajaja
    Buzz, ¡hasta el infinito y más allá! ¡Disculpe usted pero está pisándome la manga!

     
  • At 22 noviembre, 2006 10:46, Blogger Ismurg said…

    Siempre recomiendo lo mismo, dinamita en el bolso.
    Es eficaz y ¿limpio?.

     

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