B y T están sentados en una cafetería, uno delante del
otro. Los dos están en silencio. Cuando T va a decir algo, un hombre irrumpe en
el lugar gritando.
- ¡ Everybody be cool! ¡This is a robbering!*
B y T cruzan una mirada y ponen las manos sobre la mesa, siguiendo las órdenes que el atracador grita dando vueltas por la cafetería.
B se mantiene tranquila, respirando hondo, pero T se revuelve inquieto en su banco, se muerde los labios y salta con su mirada de un lado a otro.
- He de decirte algo.
B posa su mirada en él, esperando las palabras.
- Creo que… bueno, creo que, ejem, que me estoy enamorando de ti.
Ella le lanza una mirada helada.
- ¿Qué?- murmura de una manera peligrosamente suave.
Él hace una mueca, nervioso, e intenta explicarse, pero B no le deja. Se incorpora en su asiento, cada vez más furiosa, y le apunta con un
dedo:
- ¡ You’re not suposed to tell me that! – grita, arrastrando als palabras.
T está perplejo. El atracador se gira hacia su mesa, con el arma en
alto.
- ¡ Creía haber dicho que quería a todo el mundo callado!
B le mira de arriba a abajo, molesta por la interrupción.
- Perdone, pero está interrumpiendo una conversación.
El atracador la mira fijamente, muy serio.
- ¿Ah, si?
T se tapa la cara con una mano, compadeciendo al atracador por enfrentarse a ella, que le contesta:
- Sí, este tío acaba de decirme que me quiere.
T protesta, olvidándose del hombre, que sigue apuntándoles con su pistola.
- ¡ No, perdona, no he dicho que te quiera, he dicho que me estoy enamorando de ti!
- ¡¿ Acaso no es lo mismo?! ¡ Lo estás jodiendo todo igualmente!
Ahora, todo el mundo en la cafetería los mira, y el atracador sigue apuntándoles mientras discuten, pero la conversación empieza a interesarle. De pronto, baja el arma y dice:
- No, este tío tiene razón, no es lo mismo.
- ¡Gracias! – le contesta él, lanzando a B una mirada de triunfo.
Ella estalla. Se pone de pie en un salto y, deslizando una mano en el bolsillo de T, saca su pistola y apunta hacia la cara del atracador.
- ¿Qué cojones importa quién tenga razón? ¡La cuestión es que no nos dejas tener una puta conversación en paz! – grita, agitando el arma.
El aire se hiela en los pulmones de todos los presentes, incluidos T y el atracador.
- ¿Qué estas haciendo?- murmura nervioso el atracador, dejando caer su pistola.
- ¡ Mira tio, soy una psicópata y estoy dispuesta a disparar, así que ahora dime: ¿vas a dejar que la gente resuelva sus propios problemas?!
Ahora todos miran al atracador, que está a punto de romper a llorar. Al cabo de unos segundos, éste responde, con voz ahogada:
- … sí …
B suelta la pistola, sonríe ampliamente y mira satisfecha a T y al hombre a quien ha estado apuntando. T suspira aliviado mientras ella se sienta de nuevo, se gira sonriente hacia el atracador y le dice:
- Gracias, eso era todo lo que necesitaba oír.
El atracador recoge su pistola y retrocede hacia la puerta, alucinado, sin poder separar su vista del lugar donde T y B siguen desayunando como si nada hubiera pasado.
T sigue con la mirada al hombre. Después mira a B fijamente y le dice:
- Algún día tendrás que explicarme cómo lo consigues.
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*Te la tomo prestada, Quentin.