La rebelión de las máquinas
¡Aaaaleluya!
¡Aaaaleluya!
El Padrino ha vuelto a casa (aplausos).
La emoción me embarga.
En otro orden de cosas: la tecnología se rebela contra mi persona. Ahora no sólo Google me odia, sino que la minicadena suena sin estar encendida, el realplayer se abre solo y reproduce pornografía, y los videos de youtube siguen sonando una vez cerrada la página. Si mañana no vuelvo, será porque mi ordenador me habrá devorado o asesinado mientras dormía.
Tienen permiso - por segunda vez en la historia de este blog - para repartirse mis bienes.
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Por cierto, que me acabo de dar cuenta de que esta es mi entrada número 301. Es un dato irrelevante, pero no he podido dejar de pensar lo plasta que deben ser 300 entradas de yo misma hablando en mi código cifrado.